Leo en pasada edición de El Visitante que empieza en la Arquidiócesis un nuevo retiro de preparación al matrimonio. Ciertamente nos alegra esta nueva iniciativa de los Padres Capuchinos en su Centro Capuchino de Trujillo alto. Es una ampliación de los magníficos retiros para jóvenes, que con tanto éxito se brindaban en dicho Centro. Hoy en día que cada vez se casan menos; hoy que el número de divorcios se equipara al de los casamientos; hoy que la mitad de los que se divorcian no llegan a convivir ni cinco años, qué bueno contar con una experiencia de acompañamiento a los osados que deciden juran su matrimonio ante el altar. El deseo es que entiendan que su decisión de convivir es una misión eclesial en la que Jesús Salvador es también parte de ese juramento amoroso.
Hay que reconocer, en honor a la verdad y a la historia, que han sido muchos los esfuerzos anteriores, y que algunos todavía perseveran con el mismo propósito. Recordamos al benemérito P. Arteaga y los cursos que durante años impartió en el Colegio San Antonio. En la parroquia de Sta. Elena, en Bayamón, fue mérito del difunto P. Trujillo otro método de impartir esa preparación., y en Santa Bernardita con Monseñor Peña el esfuerzo se duplicaba por otros medios. Para mi la preparación más realista era el de la compañía de una pareja casada con otra de novios para compartir en diálogo varios temas.. Renovación Conyugal viene dando estos talleres (no los llama en realidad retiros) desde el año 1981, en que comenzó en Casa Manresa, Aibonito, y pasó luego a suplir esa necesidad en la Arquidiócesis. Hasta hoy éstos se siguen celebrando un fin de semana cada mes para un total ya de 373 talleres. En todos ellos el mérito lo tienen parejas casadas, que sacan de su tiempo y de su experiencia para compartir. A Dios la gloria y las gracias.